Escapadicas de invierno

Los primeros fines de semana de este año no nos hemos movido mucho de Calamocha, entre partidos de futbito y visitas de familiares y amigos hemos pasado por casa la mayor parte de sábados y domingos.

Aún así he ido sacando la cámara de vez en cuando, para no perder la costumbre. Estas primeras son del jardín, algunos de los pajarillos que vienen a recuperar fuerzas. Intenté aprovechar lo poco que nevó un sábado para que hubiese nieve en el posadero. La última es del primer gavilán que vemos desde el comedor, sorprendentemente se tiró al movimiento de gorriones que hay entre el jardín vecino y el nuestro.

Esa única pequeña nevada aprovechamos para acercarnos a uno de los rincones que más nos gustan, la Venta del Diablo. El objetivo era sorprender por allí a las cabras, pero no asomaron en ese día tan frío, preferirían rincones más resguardados. Como el paisaje estaba muy bonito, aproveché para fotografiar algún detalle sobre la nieve y las erosiones con el contraste del blanco.

Ese fin de semana vino a pasarlo con nosotros nuestro amigo Jordi Bas. Aunque en las erosiones nos fallaron las cabras, al día siguiente sí que se nos dejaron ver por Navarrete. Estaban más entretenidas en otras cosas y nos ignoraron bastante, dejándonos acercarnos a buena distancia de foto (para Jordi demasiado cerca, con su pedazo de objetivo).

Otro de los espectáculos de cada invierno son las grullas. En febrero siempre hacen la fiesta de la despedida, así que dimos una vuelta por la Laguna de Gallocanta y disfrutamos de la ruidosa entrada en compañía de Jordi, Chabier y Carmen.

Y para acabar estos dos primeros meses del año hicimos una escapadita a la sierra de Albarracín. Pensábamos pasar más tiempo, pero había batidas de caza y los gritos y tiros, así como ver escapar despavoridos a corzos y ciervos no invitaban a rondar mucho por los caminos. En un merendero sí que perseguí un rato a algunos pequeños mitos y al Agateador, que volaba de tronco a tronco y subía a lo largo de la corteza buscando qué comer.

A la vuelta nos detuvimos en El Poyo para ver si salía el martín pescador, pero no hubo suerte, así que probé alguna foto de destellos en el agua. ¡Que os gusten mucho!

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Diez días con las Currucas mirlonas

Un día fuimos a Anento y encontramos un nido de Oropéndola. Me estuve metiendo varias veces en un hide e hice alguna foto.

Mientras tanto papá se quedaba en el coche mirando a ver si entraban las oropéndolas y una de esas tardes observó que una Curruca mirlona entraba a cebar a una parra, así que se acercó y descubrió un nido muy bajo y muy accesible en el que había cuatro pollitos muy bonitos. Esa misma tarde empecé a meterme con un escondite para ver si entraban, y no tardaron nada en acostumbrarse.

No había probado nunca a hacer vídeo con la cámara, pero me pareció tan bonito ver cómo asomaban los pollos al oír al adulto que hice alguna grabación:

Observándolas descubrí cosas muy interesantes de su comportamiento, como por ejemplo las siguientes:

  • los primeros días los adultos se comían los sacos fecales de los pollitos para no dejar rastro de la presencia del nido.
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Adulto con un saco fecal

  • cuando los pollos aún eran muy pequeños, los papás se tumbaban encima para darles calor después de llevarles comida.
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Adulto tumbado sobre los pollos

  • los adultos capturaban presas muy variadas, como grillos de matorral o insectos palo, aunque normalmente cazaban orugas y escarabajos.
  • en una hora metido en el escondite los adultos podían ir a cebar unas nueve o diez veces para alimentar a sus cuatro pollos.

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Observar este nido me ha gustado tanto que incluso el último día de clase me levanté a las seis de la mañana para probar a hacerles fotos con buena luz y a las nueve y cuarto ya estaba en el cole jugando con mis amigos. Al cabo de esos diez días los pollitos se hicieron grandes, y la última vez que fuimos ya estaba el nido vacío.

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Esas tardes de espera y observación también nos ofrecieron la oportunidad de detectar a más especies de aves criando en el mismo valle, como los Petirrojos o Picogordos, que es una especie muy rara como nidificante en la provincia de Teruel.

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Joven de Petirrojo

Mayo, mes de exposiciones

En mayo he disfrutado de dos emotivas inauguraciones de exposiciones de algunas de mis fotografías: una en el CEA ÍTACA de Andorra y otra en la sala José Lapayese de Calamocha. Nuestro más sincero agradecimiento al centro ambiental andorrano y a la Sociedad Cultural y Deportiva de nuestro pueblo por ofrecerme la posibilidad de dar a conocer parte de mis fotografías y por la organización de los dos eventos.

En Andorra la muestra de fotografías está compuesta por 18 imágenes que ya habían sido expuestas con anterioridad: las 10 que elegimos para la primera exposición en la que me invitaron a participar, que fue en el festival Teruel Punto Photo 2014 y 8 que se exhibieron en la feria Captur 2015 de Calamocha.

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La inauguración tuvo lugar el 15 de Mayo y estará expuesta hasta el 26 de junio. Tenéis más información en la página del ÍTACA.

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Contando a los asistentes a la inauguración cómo hice la foto a la cabra

 

Lo más especial de esta exposición es que las fotos comparten espacio y tiempo con el maravilloso trabajo de mi amigo Uge Fuertes, con quien me siento muy unido y cuyo trabajo es una constante fuente de inspiración. Presentar las dos exposiciones de forma conjunta, además de la cordialidad de las organizadoras y los asistentes, hizo que la inauguración fuera un acto muy entrañable.

 

La segunda inauguración de este mes de mayo tuvo lugar en Calamocha el pasado viernes 22. En este caso las imágenes, un total de 40, estarán expuestas hasta el 22 de Junio.

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Esta exposición es la mayor de las que he tenido hasta ahora. Fue muy bonito contemplar preparada la sala José Lapayese con todas esas escenas naturales que forman parte de nuestras vivencias detenidas en sus paredes.

La sala estaba preparada con mucho cariño y a la inauguración acudieron muchos de mis amigos del cole, familiares suyos, vecinos y amigos varios. Además contamos con un invitado de excepción en el mundo del fotoperiodismo, Gervasio Sánchez, a quien agradezco mucho que se desviara de su camino para venir junto a su esposa a conocerme.

Papá ha elaborado una serie de preguntas relacionadas con las fotografías expuestas para poder aprovechar didácticamente la visita. Él ha visitado la sala con sus alumnos de primero de ESO y han hecho un dibujos chulísimos. Os cuelgo a continuación algunos de la que han elegido como su imagen favorita. A mí me han gustado un montón, espero que los disfrutéis.

¿Qué habrá hoy en Lechago?

El valle del Pancrudo siempre nos guarda alguna sorpresa, ya sean cabras, collalbas, roqueros o culebras. Desde que se construyó el embalse de Lechago se ha convertido también en una zona húmeda que en cada visita te sorprende con algún habitante nuevo, con luces y colores de agua cambiantes o con dibujos que crean las plantas con sus reflejos.

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Persiguiendo golondrinas y aviones roqueros, misión casi imposible

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Golondrina

Este día de frío caían copos de nieve y el ambiente, a pesar de ser ya marzo, era totalmente invernal. Antes de que se levantase viento el agua estaba tan plana que se formaban perfectos reflejos, a veces con formas tan curiosas como este número 10 o el perfecto triángulo

Con el paso de las estaciones y los altibajos del nivel del agua, las aves van cambiando en cada visita. En las últimas semanas hemos visto bastantes acuáticas como algún grupo de avocetas, chorlitejos chicos, fochas o somormujos.

A los carrizales de alrededor del pantano suelen acudir bastantes pajarillos. Algunos se quedan todo el año, como los mosquiteros y tarabillas.

Aunque faltan muchos por aparecer, otros ya han llegado con los primeros días más cálidos. Siempre hace ilusión ver volar los primeros bandos de golondrinas y aviones que anuncian el buen tiempo o que te pase por encima un águila culebrera en busca de algún reptil que empiece a asomar.

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Águila culebrera

 

Para despedir la entrada dedicada al embalse de Lechago cuelgo un par de fotos más artísticas, como unas plantas movidas en clave alta o esta lavandera que se posó a contraluz con los destellos del agua.

 

Masterclass con José Benito Ruiz

El último fin de semana de febrero disfruté de lo último que me quedaba pendiente como parte del premio del Wildlife Photographer of the Year: dos días en compañía de un experto en fotografía. El elegido por parte de los organizadores fue nada menos que el maestro José Benito Ruiz, quien vino a pasar dos días en Calamocha.

José Benito y yo

Aguantando la nevada con J. Benito

El sábado aprovechamos el día rondando por Teruel. En primer lugar dimos una vuelta por Torralba, a fotografiar el palomar, algún paisaje y en busca de mis amigas las lechuzas campestres. Allí practicamos algunas técnicas fotográficas, como provocar efecto de niebla o disparar en clave alta.

Por la tarde estuvimos en el valle del Pancrudo, otro de nuestros entornos favoritos, y vimos un montón de cabras. Algunas se habían juntado en grandes grupos y estaban tranquilas pastando, así que nos dieron tiempo para fotografiarlas con detalle y para experimentar también contraluces con y sin niebla.

Para acabar la tarde y aprovechar las nubes y luces tan especiales que tuvimos todo el día fuimos a la carrasca del Tormo, un hermoso árbol que fue la despedida perfecta para el día fotográfico.

carrasca Tormo

El domingo cambiamos de aires y nos fuimos con mis padres, José Benito y nuestros amigos Uge Fuertes y Marta a la Virgen de la Hoz, en Guadalajara. De camino nos detuvimos en los palomares de Castellar de la Muela a seguir experimentando fotografía (y a que corriese mi querida amiga Noa).

José B y palomares

Con Uge papa y José B

colección de fotógrafos en el barranco del Río Gallo

Antes de subir al mirador para obtener mejor vista e intentar ver si pasaba el halcón, hicimos algunos ejercicios de líneas y formas geométricas jugando con los tejados de la hospedería.

virgen hoz

Pino asomado en lo alto del rodeno

Después de comer en Rodenas completamos la vuelta de naturaleza y pueblos, nos asomamos al castillo de Peracense y nos detuvimos en Ojos Negros para hacerle unas últimas fotos al molino.

En resumen fue un fin de semana muy especial, además de lo que disfrutamos en el campo haciendo fotos los dos días pudimos conocer a José Benito Ruiz y aprender de su gran experiencia.

 

 

Exposición de verano en Teruel

El próximo mes de agosto de 2014 la Asociación de Fotógrafos de Teruel, entre los distintos actos que organiza, me va a facilitar mi primera exposición fotográfica. El festival es Teruel Punto Photo, aquí os enlazamos el programa.

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Se trata de 12 fotografías que permanecerán expuestas en el Espacio Luvitien, Teruel, durante todo el mes de agosto. Estas son las miniaturas, en la sala estarán expuestas bien grandes.

Miniaturas de las 12 fotos que se expondrán en Teruel

Miniaturas de las 12 fotos que se expondrán en Teruel

Quería agradecer a la Asociación Fotográfica de Teruel, y en especial a Pedro J. Pascual, que haya pensado en mí para esta exposición. Es la primera vez que voy a ver varias fotos mías tan grandes y me hace mucha ilusión.

A los que vayáis a verla, espero que os guste…

Gran año turolense

Esto del gran año ha sido un buen invento. Seguimos con nuestro afán de subir la lista de especies  de Teruel y, con la excusa de ver las aves que van llegando en primavera, vamos haciendo salidas al campo.

Carlos

 

En las paradas que hace papá para acercarse a las riberas o a pequeños bosques, yo me entretengo con el macro haciendo flores. Estas en concreto son de una escapada que hicimos el fin de semana a Ruesta.

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Orchis simia

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Margarita

Pero vamos al grano, aquí os dejo una colección de aves que he ido pillando estas tardes.

Estos alcaudones son del pantano de Lechago. El dorsirrojo nunca lo habíamos visto por ahí, así que fue una sorpresa verlo y una suerte que se quedara para la foto.

Mientras esperábamos a que se asomara el alcaudón se me quedaron a tiro una Tarabilla y un Zarcero:

tarabilla

Tarabilla común

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Zarcero común

En el agua también hemos ido viendo aves interesantes. Aquí os dejo unas cuantas acuáticas:

Además de aves, los alrededores del pantano de Lechago también nos guardaban una agradable sorpresa. Un atardecer vimos moverse un zorrito y al detenernos era una familia completa: la mamá y cinco pequeños a los que les acababa de dar para cenar una hermosa culebra.

Ya por otras zonas de Teruel, subiendo hacia Gallocanta,  por los campos de cultivo de Monreal, por el camino de El Poyo, también hemos ido incrementando la lista con más especies diferentes. Como muestra aquí hay unas cuantas de las que he podido fotografiar. La curruca me hizo mucha ilusión, se mueve tanto y es tan pequeñita que cuando vi que la había pillado me puse muy contento:

Y para despedida uno al que hacía mucho que me apetecía ver bien, el Bigotudo. Este no es de Teruel, sino del Escorón, cuando volvíamos de Ruesta.

bigotudo

Bigotudo

Ya es primavera

Ya hace unos días que entró la primavera, a pesar de que después  nevó y hemos tenido que sacar el plumas de nuevo.

Aunque la temperatura nos confunda, la naturaleza sigue su ritmo. Como despedida del invierno fuimos a las choperas de Monreal que funcionaban como dormideros. Ese anochecer coincidió el paso de un gran grupo de milanos.

Las semanas anteriores a la entrada de la primavera sí que hizo mejor tiempo y ya disfrutamos de algún atardecer con flores en los almendros.

Estorninos en un almendro en flor

Aprovechando los ratos de sol algunas aves suben a sus cantaderos y reclaman, siendo un buen momento para hacerles alguna foto.

Triguero

Perdiz al atardecer

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Mochuelo al atardecer

También las rapaces diurnas otean desde el aire o buscan un posadero desde el que ojear a sus posibles presas.

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Cernícalo en una chimenea

Milano real

Febrero pajarero

Este mes de febrero hemos hecho varias salidas a fotografiar aves.

Para intentar ampliar la lista de aves del «Gran Año de Teruel», empezamos el mes dando una vuelta cerca de Calamocha. En torno a la estación de servicio de Caminreal vimos bastantes buitres posados en un campo cerca de un vertedero. Como la tarde estaba muy fría, incluso parecía que iba a nevar, les daba pereza levantar el vuelo. Como se ve en estas fotos, la 7100 permite recortes con bastante calidad.

El segundo fin de semana fuimos de familia a Zaragoza y, aprovechando el viaje, nos acercamos a probar suerte con la famosa Havelda de los depósitos de Casablanca. Ya estaba con el plumaje así de bonito:

Havelda

Pato havelda en Casablanca, Zaragoza

Cuando ya íbamos a recoger la cámara vimos unas enormes nubes de estorninos que entraban a dormir a los pinos del canal, así que probamos a hacer alguna foto curiosa con la antena del Pirulí de Telefónica de fondo.

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Nube de estorninos pasando por la antena del Pirulí

En febrero siempre tenemos un puente muy apetitoso gracias a los medievales de Teruel. Aprovechándolo este año, pudimos bajar tres días a La Albufera, donde tenía reservado un hide de ratonero gracias al premio de MontPhoto.

Al llegar estuvimos dando una vuelta por los alrededores de El Saler y El Palmar y pasamos un buen rato en el observatorio del centro de visitantes del Racó de la Olla. No había mucha variedad de especies, pero sí gran abundancia, como este bando de cigüeñuelas que salían volando cuando pasaba cerca la calzada.

cigüeñuelas

Cigüeñuelas

calzada

Aguililla calzada, estaba un poco lejos y a través del cristal, pero es la primera que tengo.

En el centro de visitantes nos indicaron que donde más aves veríamos era en torno a los tractores que realizan los trabajos de fangueo en los campos. En cuanto nos acercamos a uno, ya vimos una gran nube blanca de gaviotas y garcetas rodeándolo.

ventana furgo

fangueo

Tractor fangueando

En los campos de cultivo de El Palmar esperamos ya a la caída del Sol, aprovechando para fotografiar algún paisaje agrícola.


atardecer carrizos

atardecer

El sábado temprano quedamos con Carlos Oltra, que nos acompañó al hide para esperar al ratonero. Nos metimos papá y yo, pero una vez que me deja el objetivo gordo ya no lo suelto hasta que me he cansado de disparar, así que hice muchas fotos y papá se quedó con las ganas, porque no me cansé.

hide ratonero

Los ratoneros se portaron muy bien, bajaron una vez a comer cada uno de los dos, quedándose mucho tiempo para disfrutarlos.

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Las horas de espera en el escondite no se hicieron nada aburridas, porque además de los ratoneros tuvimos otros visitantes: Petirrojo, Curruca Cabecinegra, Garza y Cernícalo.

Aquí estamos los dos en la foto de recuerdo:

hide ratonero con papi

Antes de abandonar la Comunidad Valenciana nos dimos un paseo por La Marjal del Moro y completamos la lista de acuáticas con Flamenco, Pato Colorado y algún ave más, pero estaban demasiado lejos para hacerles fotos, así que me entretuve con alguna flor, como estas de Gamón.

gamon

De vuelta a casa, como aún nos quedaba un día libre, pasamos una noche en la Sierra de Albarracín (otra vez en Teruel para seguir sumando aves al Gran Año). A la mañana siguiente volví a probar suerte con nuestro escondite de tela casero y un pipero, al que entraron Carbonero Común y Garrapinos, Trepador y Herrerillo.

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Trepador Azul

El último alto que hicimos en el camino fue en la Laguna del Cañizar , que apenas tenía agua, pero aún me dió la oportunidad de hacerle una instantánea a esta Tarabilla.

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Tarabilla Común

Tarde grullera

El primer fin de semana de febrero se celebró la Fiesta de despedida de las grullas (aunque aún no se han ido, quedan muchas rondando por la laguna y, durante el día, comiendo en los campos del Jiloca).

La tarde del sábado subimos a Gallocanta para ver el ambiente, compartir un rato con los amigos, ver la entrega anual del premio Grullero Mayor y disfrutar del espectáculo de ver entrar a las grullas a dormir en la laguna.

Como es habitual en esa zona, la tarde era bien fresca, con mucho viento fuerte y frío. Por eso a las grullas les costó volver desde el valle y entraron muy tarde, ya casi era noche cerrada. Para conseguir avanzar venían volando a muy poca altura, así que tuvimos la suerte de que nos pasaran bandos enormes justo por encima, lo que era precioso de ver y escuchar.

Por la carretera de Torralba , además de ir a ver entrar a las grullas, nos gusta pasar despacio con el coche buscando al mochuelo en alguno de los montones de piedras. Esta vez hubo suerte y se quedó para la foto.

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Mochuelito junto a la carretera

Otra de las vueltas que repetimos algunas tardes de invierno es circular por la carretera de El Poyo, volviendo por los caminos para ver volar a los milanos en torno a las choperas donde duermen, a los ratoneros, que se espantan siempre antes de parar el coche, y a los cernícalos en busca de comida. A estos últimos ya llevo varios intentos de fotografiarlos en vuelo, pero no he conseguido ninguno tan cerca como este de Quinto, el pueblo de mamá.

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Cernícalo